El perfil de emprendedora en España es una mujer de entre 25 y 45 años interesada en abrir un negocio en los sectores industrial o servicios, que ha estado en paro durante más de un año y/o es universitaria.
Para prestarles financiación en el arranque, se creó hace aproximadamente quince años el programa de Apoyo Empresarial a la Mujer, impulsado por las Cámaras de Comercio y el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y cofinanciado por el Fondo Social Europeo (FSE).
En los seis primeros meses del año 2014, acudieron a informarse de dicho Programa a las Cámaras de Comercio de toda España aproximadamente 5700 mujeres y gracias a su financiación se han creado 1.014 empresas, lo que supone la creación de unos 1.120 puestos de trabajo nuevos. Por lo que ya se considera hoy a la mujer como un motor de emprendimiento en España, según ha destacado la Cámara de Comercio.
El programa de Apoyo Empresarial a la Mujer, proporciona asesoramiento e información de qué hacer para desarrollar la idea de negocio, legislación aplicable, trámites necesarios y fuentes de financiación a la que acudir.
Las condiciones de financiación son ventajosas: hasta 25.000 euros de préstamo, financiando el 95% de éste a un tipo de interés más bajo que el del mercado de financiación al consumo. Para gestionar este servicio se ha creado una Red de Gabinetes de Apoyo Técnico, situados en la mayoría de las Cámaras de Comercio de nuestro país, que cuenta con personal preparado para el tratamiento personalizado de las necesidades específicas de las empresarias y emprendedoras.
La realidad hoy en España es que sólo dos de cada diez negocios acaban siendo un éxito, no porque las otras ocho empresas cierren, sino porque no alcanzan las rentabilidades esperadas.
Por ello, existen ciertas reglas de oro para constituir una empresa y que tenga garantía de éxito:
• que se conozca perfectamente el producto o servicio en el que se invierte
• que se conozca el mercado donde se quiere invertir
• que la ubicación sea adecuada
• que no sea un mercado muy saturado de competidores
• que nuestra empresa se diferencie de las demás ofreciendo un servicio distinto de las otras
• y por último muchas ganas y mucha suerte.
Con estos ingredientes, y cierto impulso económico, las mujeres emprendedoras pueden asegurarse un futuro en un país en el que la Gran Empresa ha dejado de ser el motor de crecimiento.