El Observatorio EFR de la Fundación Más Familia con la colaboración de la Oficina del Defensor del Menor en la Comunidad de Madrid analiza en el informe presentado ayer el impacto de la conciliación de la vida familiar y laboral sobre el bienestar de la infancia.
En el estudio cuantitativo a 60 responsables de conciliación de empresas efr (certificadas por Fundación Másfamilia en conciliación e igualdad) se pidió su opinión sobre si la conciliación de la vida laboral y familiar de los padres impacta en sus hijos y en qué aspectos lo hace más. De los que contestaron, el 100% responde que la no conciliación afecta “mucho” a los hijos. Y, en concreto, de los que han respondido:
• El 100% cree que afecta al bienestar emocional y psicológico;
• El 81% cree que afecta al rendimiento escolar;
• El 64% cree que afecta a su relación con el entorno, y
• El 24% cree que afecta al bienestar físico.
Condiciones laborales en España
Entendidas fundamentalmente como largas jornada de trabajo si incluimos los desplazamientos y la pausa del almuerzo, junto con determinados factores de índole cultural y social con mayor arraigo en nuestro país como el ocio fuera del hogar, la escasa cultura de ocio (cultura, deporte, etc) en familia y una aparentemente escasa (si lo comparamos con otros países de nuestro entorno) dedicación de los padres a tareas educativas y de desarrollo personal, pueden ser las causas que nos sitúan a la cola de algunos de los indicadores relativos a la infancia, entre los que deseamos destacar el índice de fracaso escolar en España ( 31,4 %) frente al 15,4 % de media en la Unión Europea y el 5 % en Finlandia (Informe PISA OCDE 2009)
Hoy en día, los adultos pasamos casi todo el día fuera de casa (según una reciente encuesta de Randstad, un 46% de los trabajadores/as españoles reconoce que sus compañeros están más horas en su trabajo por miedo a perder el empleo), lo que implica que nuestros hijos pasan demasiado tiempo solos o, sin nuestra supervisión, en compañía de cuidadores, profesionales o no. los niños manifiestan claramente que ellos quieren pasar más tiempo con sus padres
Para la mayoría de las parejas en las que ambos trabajan, desde la salida de los hijos del colegio hasta el momento en que ellos llegan a casa, pasan diariamente varias horas en las que los niños y adolescentes o están solos, o están acompañados de familiares o personal de servicio (cuyas funciones en su cuidado son claramente diferentes a las de los padres) o están “rellenando” su tiempo con actividades extraescolares.
Cuando finalmente los padres llegan a casa, normalmente están agotados y estresados de su propia jornada laboral, por tanto con cansancio físico. Pero, sobre todo, psicológico; sus hijos, que llevan horas esperando ese momento, les reclaman toda la atención posible: quieren contarles su día en el cole, quieren que les ayuden con los deberes…; pero además llega la hora del baño de los niños, de la cena…
La escasa presencia diaria de los padres en el hogar puede repercutir de forma negativa en el bienestar físico de los hijos, principalmente en aspectos relacionados con: el sedentarismo, que genera sobrepeso y obesidad, y la falta de horas de sueño, que genera cansancio, falta de concentración, nerviosismo…
Ya hemos mencionado algunos de los efectos de tipo emocional que la escasa presencia diaria de los padres en el hogar puede generar en los hijos: en algunos casos, sensación de desamparo, de abandono por parte del adulto o carencias emocionales; cuando se reducen las horas de sueño, nerviosismo, estrés…
Opinión de los psicólogos
Los efectos son muchos y de muy variada condición: inseguridad por falta de modelos paternos, baja autoestima, dificultad para gestionar su afectividad y sus emociones, tristeza, depresión, falta de interés por todo, desmotivación, pasotismo… Habría que añadir los problemas de conducta derivados de la educación “desde la culpabilidad” que practican algunos padres, para tratar de compensar el poco tiempo de están con los hijos. Esto es, cuando la culpabilidad de los padres, a causa de sus ausencias, se convierte en una incapacidad para poner límites a los caprichos de los hijos, para decir “no”, para enseñar el compromiso, el cumplimiento del deber y la corresponsabilidad, para enseñar a ser autónomos e independientes, para educar a los hijos en valores (sin delegarlo en la escuela). Por otra parte, los educadores se encuentran con frecuencia con casos de niños que llegan a clase con unas necesidades de atención, afectivas y de apoyo que dificultan el buen desarrollo de la actividad escolar del aula. Además están los llamados “niños agenda” que pasan más de 10 horas en los centros educativos, (de 8 a 19 horas por ejemplo) al ampliar su horario escolar con multitud de actividades extraescolares que a veces no están planificadas con un criterio pedagógico, sino de relleno de horas libres, y que reducen su tiempo de juego (tan necesario) y elevan el número de horas que pasan en el aula, incidiendo en el sedentario (como ya hemos mencionado más arriba). Los profesionales están detectando cada vez más casos de niños que “aprenden” que fallando en alguna asignatura consiguen recuperar la atención de sus padres. Por último, uno de los efectos que más preocupa a los padres ante su no presencia a diario en el hogar durante horas, es la falta de control en la utilización que hacen los hijos de los medios de comunicación (la televisión), de los videojuegos y de las nuevas tecnologías (internet y redes sociales). ¿Qué habría que cambiar en el modelo español y quiénes deberían ser los agentes del cambio?
Finlandia, el modelo a imitar
Finlandia, con una población de alrededor de 5,5 millones de habitantes (similar a la de la Comunidad de Madrid), es el segundo país con menor densidad de poblacional de la Unión Europea. La economía de Finlandia es una de las más prósperas en el continente, y se caracteriza por un avanzado estado de bienestar y una política altamente democrática, con niveles sumamente bajos de corrupción. Su sistema educativo, en el que la enseñanza obligatoria comienza a los 7 años y la tasa de escolarización de 0 a 6 es la más baja de Europa, puede presumir de tener un índice de fracaso escolar casi nulo. La jornada escolar anual es un 10% inferior a la española, y el curso se extiende desde mediados de agosto a principios de junio, en 6 bimestres entre los que se intercalan pequeños periodos vacacionales (6-7 semanas de clase por una de vacaciones). Las clases son de 8 h. a 12-14h. y con actividades complementarias hasta las 17-19h. (en España, es de 9:30h a 13:00h. y de 15h a 16:30h en el ámbito público). Pero las aulas permanecen abiertas gran parte del día para que los alumnos estudien en ellas y las clases particulares se incluyen en la jornada escolar.
Por otro lado, la figura del docente tiene mucho prestigio y es muy admirada. La carrera de Magisterio es de las más difíciles y prestigiosas (pero no de las mejor pagadas) y su acceso es bastante difícil: sólo el 15% de los demandantes pasa las pruebas, que incluyen tener una nota media de 9 y realizar varias pruebas, como entrevistas… El tiempo de formación es de 6 años y a los mejores profesores se les pone en la enseñanza primaria, porque es la etapa más importante para la educación de los niños.
Con todo esto, Finlandia mantuvo el primer puesto en los Informes PISA (Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes) de 2000, 2003 y 2006, y en el de 2009 ha quedado relegada al tercer lugar, tras Shanghái y Corea del Sur, cuyos sistemas educativos priman la competitividad entre estudiantes.
En cuanto a las políticas gubernamentales, de nuevo Finlandia es un referente por las ayudas de apoyo a la familia, incrementando los permisos de paternidad y maternidad, mejorando las excedencias y las reducciones de jornada por cuidado de hijos, de forma que cada vez son más los padres que se quedan a cuidar a sus hijos durante el primer año de vida (por lo que han reducido las inversiones en servicios de guardería).
Pero también el sector privado está involucrado en este modelo, demostrando una sensibilidad para la adaptar el horario laboral a las necesidades del cuidado de los hijos de sus plantillas. El hombre tiene que hacer la “revolución contraria”, implicándose plenamente en las funciones de atención y cuidado de los hijos (asistencia a tutorías, visitas médicas, permisos en casos de enfermedad…) y corresponsabilizándose (no “ayudando”) en las tareas domésticas. Según la Fundación La Caixa, todavía en 2010, sólo un 7% de los padres cría a sus hijos con la misma intensidad con que lo hace la madre y un 25% aún considera que la mujer debe ocuparse de los hijos hasta que estén escolarizados. Las empresas también tienen que cambiar.
El modelo tradicional de negocio tiende a ser “presentista”: prima que el empleado esté muchas horas en el puesto de trabajo, con independencia de sus objetivos laborales; si éstas no son excesivas, el empleado tenderá a alargarlas para que le “ocupen” muchas horas (con pausas injustificadas, largos descansos para comer…). Frente a este modelo, el modelo que pone el foco en las personas está basado en la productividad de las mismas: si la persona es eficiente y sabe optimizar su tiempo podrá acabar antes sus tareas y salir más pronto. En los países europeos avanzados, se “penaliza” a los trabajadores que emplean más horas de las necesarias para realizar una tarea, porque es una señal de poca eficiencia.
Opinión de responsables de Recursos Humanos
El 95% de los Responsables de RRHH entrevistados cree que las medidas de conciliación impactan de forma positiva sobre la infancia. Y tres de cada cuatro (75%) dicen que sus plantillas solicitan medidas conciliadoras que faciliten el cuidado de sus hijos, que podríamos agrupar en cinco categorías de medidas:
• En relación con la duración de la jornada: reducción de jornada; jornada intensiva en verano; reducir la pausa para el almuerzo, para poder salir antes por las tardes; jornada continua.
• En relación con la flexibilidad temporal: flexibilidad en el horario, coincidencia del horario con el escolar, al menos de uno de los progenitores.• En relación con servicios de apoyo: guardería en las instalaciones.
• En relación con permisos, excedencias, licencias: prolongación de la baja por maternidad; acumulación de horas de lactancia, para poder estar más tiempo con el bebé en los primeros meses; poder faltar días completos por encima de lo previsto en convenios colectivos; poder ausentarse por enfermedad de los hijos o para asistir a tutorías escolares.
• Teletrabajo.
Pero, para todo esto es necesario coordinar los horarios escolares con los horarios laborales, manteniendo los centros escolares abiertos más allá de las horas lectivas, para que los alumnos utilicen sus instalaciones (biblioteca, pistas…), realicen actividades extraescolares, avancen en los deberes, reciban clases particulares…
Pero, sobre todo ir incidiendo de acuerdo con la apuesta de este Informe, también flexibilizando los horarios laborales de las empresas. La conciliación de los padres, tiene un alto impacto sobre la infancia. De igual forma, habría que hacer un esfuerzo a todos los niveles (colegios, empresas, gobiernos…) para hacer posible coincidir los periodos vacacionales de padres e hijos.
De todas las partes interesadas y afectadas por la conciliación (stakeholders) la infancia es sin lugar a dudas el más relevante. La alta dirección de las empresas debería comprometerse y asumir el liderazgo de la puesta en marcha de políticas de conciliación y de responsabilidad familiar y a su vez generar una cultura respetuosa, sensibilizando y formando a sus mandos intermedios, para que no supongan un freno a su implantación en los equipos. Sería así mismo recomendable que, tanto la alta dirección como los mandos intermedios, sirvieran de ejemplo al resto de la organización, adoptando ellos mismos medidas de conciliación, así como un comportamiento que refleje los valores deseados.